Hola.
Hoy no os voy a hablar de decoración.
Hoy necesito contaros algo.
Hoy, os pido permiso para utilizar este espacio propio y vuestro para contaros la historia de un rincón muy especial para mí.
¿Y por qué?
... porque ese rincón ha sufrido un nuevo envite,
ese rincón ha sufrido la furia de la naturaleza
afectando, esta vez, de lleno en su belleza.
ese rincón ha sufrido la furia de la naturaleza
afectando, esta vez, de lleno en su belleza.
Por eso, hoy quiero hablaros de ese rincón.
Esta es la historia de un rincón muy especial que os mira cada vez que entráis a este blog.
El que precisamente acoge en su seno las letras que le dan nombre.
Un rincón del que pocas veces os he hablado pero que preside el blog porque también preside mi historia, incluye mis recuerdos y forma parte de mi vida.
Éste:
Ésta es la foto original en color para que apreciéis toda su belleza:
Desconozco si os gusta o no...
desconozco si lo conocéis o no...
desconozco si habéis estado o no...
Pero de lo que si estoy segura es que todos, independientemente de su mayor o menor belleza, tenéis un sitio especial que, a vuestros ojos, es inmensamente bello... tan bello como ese abrazo reconocido del lugar al que sientes pertenecer.
Y este es mi sitio.
Un mar lleno de rocas mágicas que brotan salpicadas por todas partes, una inmensa playa de fina arena dorada, unas leves dunas que limitan el final de ésta y el inicio de la hierba y la tierra... y esos mágicos y obstinados árboles torcidos (tamarises) que hacen de barrera natural y bella entre playa y campo.
El bello rincón al que acudo y he acudido siempre a sentir su abrazo: muchas veces en la soledad de mis pensamientos y emociones (para aliviarlos o para aclararlos), otras veces acompañada de las personas a quienes más quiero y he querido (aquellas que más han significado y significan en mi vida pasada y presente). Bellos recuerdos y momentos: unas veces pintados con lágrimas, otras con besos, otras con sonrisas, esperanzas, nostalgias, tristezas o alegrías... pero recuerdos y vida al fin y al cabo.
Está en España, en un lugar de la bella tierra de Cantabria.
Un lugar privilegiado... tocado con una varita mágica... Un lugar al que la naturaleza ha dado lo que a otros lugares les ha quitado: un inmenso mar azul, una preciosa y perfecta arena dorada finísima repartida a lo largo de 8 kilómetros de playas anchas y largas (2 km una y 6 km la otra), el verde más verde de prados y montes, una costa (la que une esas dos playas) salteada con pequeñas calas y pequeños acantilados en los que casi tocas el mar que rompe bajo tus pies... y unas casonas y bosques de eucaliptos que llenan tus recuerdos de irrepetibles aromas y de bellas imágenes de grandes moradas.
Este lugar lo conozco desde que tengo uso de razón. (Podemos hablar, sí, de 4 décadas ya) Protagonizaba mis dos meses y pico de veraneo, mis fines de semana, mis semanas santas y mis vacaciones de navidad. Media vida de los momentos de ocio (la otra media de estudio y trabajo, 80 km más allá).
Mi infancia y adolescencia están ligadas a ella en el recuerdo de veranos de cubo, pala y montañas de Aftersun para calmar las quemaduras provocadas por un sol que por entonces era bueno, de leche de vaca recién ordeñada y recogida en la cantimplora, de los despertares mañaneros con la bocina del coche del panadero o de la furgoneta del pescado que pasaba sólo una vez por semana (no había pescaderías en el pueblo por lo que mi madre, que ni por entonces ni por ahora conducía, dependía de coger así el pescado cuando mi padre estaba de "rodriguez" trabajando en la ciudad) o de los miércoles de mercadillo que, ante la inexistencia de tiendas, era la única oportunidad semanal de coger fruta o ropa en el lugar. Y ese puesto de socorro de la Cruz Roja (por entonces no había ambulatorio ni centro de salud) en el que me curaron como pudieron una gran quemadura con café ardiendo que sufrió mi tierna piel infante y de la que aún guardo sus huellas.
Un lugar que conocí antes de que se abriera al mundo del turismo masivo y del cemento fácil. De los supermercados por doquier y las tiendas de surf y golosinas. Un lugar que presenció mis primeras quemaduras al sol, mis primeros baños, mis primeros recuerdos estivales de juegos con castillos de arena y carramarros (cangrejos), mis primeras salidas nocturnas, mis primeras quedadas adolescentes con amigas, mi primer amor...
El aroma de salitre, eucalipto, hierba recién segada y abono de vaca junto con las campanas de la iglesia forman parte de mi huella olfativa y auditiva más íntima ligadas a este lugar. (Aunque ya apenas quedan vacas y muchos eucaliptos han sucumbido bajo las garras de una escabadora y las manos del cemento).
Mi juventud y madurez, también están ligadas a este lugar pero ya de otro modo. Ese bello y tranquilo pueblo, creció... Pero creció tanto y tan afeado que se me empezaba a desdibujar. Bajo mis atónitos ojos y mi impotente posición de veinteañera foránea, en los años 90 ese pueblo cambió y empeoró drásticamente su estética bajo la mano del hombre y su avaricia especulativa y monetaria; eso sí, siempre en el bello nombre de "turismo de segunda residencia".
Creció sin el verdadero control de un padre pero sí de muchos padrinos interesados... Malcreció y se malcrió: como un niño consentido que sólo quiere más y más juguetes con los que divertirse aunque no le quepan ya en la habitación. Así hasta la explosión de la burbuja inmobiliaria y la crisis. Así, hasta el 2008.
Pero... a pesar de haber sido estropeado y vilipendiado, a pesar de haber sido esquilmado y violado sin criterio ni respeto algunos y, lo que es peor, sin remedio, este lugar es mi pueblo. Mi pueblo adoptado desde que tengo uso de razón y hasta siempre y para siempre. (Sí, ese que decía Aquarius que todos deberíamos adoptar, jajaja). Adoro este lugar a pesar de su actual destrozo y adoro sus gentes a pesar de sus errores.
Y adoro este bello rincón, el de la foto: es de las pocas cosas que no habían cambiado del lugar... de los pocos rincones que quedaban que no han sido presos de la intervención del hombre y, precisamente por ello y por los momentos vividos en él, es mi lugar preferido.
De ahí mi tributo y homenaje.
Pero, hoy tengo una mala noticia. Lo que la mano del hombre milagrosamente había respetado, no lo ha hecho la naturaleza; no sé si porque la naturaleza es así y qué se le va a hacer, o si porque la naturaleza esta furiosa protestando por lo que el hombre la está haciendo. El caso es que ahora mismo me preocupa que la foto que protagoniza la cabecera de este blog y de Dec&You esté destinada a convertirse en un documento fotográfico histórico más.
Por suerte no hay que preocuparse de daños humanos (como desgraciadamente ha pasado en otras ocasiones en las que el mar se ha desbocado) pero no quiero ni pensar qué ha sido y será de la belleza de este rincón después del enfado del mar que se lo ha querido comer.
Ese rincón, mi rincón especial... Esos árboles que miran al mar, hoy están así:
¡¡¡Mis queridos tamarises!!!
¡¡¡Caídos!!!... ¡¡¡Despojados de su belleza y privilegiada posición!!!
La belleza de un paisaje que a pesar de haber aguantado, de haberse salvado casi milagrosamente de la mano del cemento y la especulación y avaricia humana... ahora cae irremediablemente en manos de un mar furioso como nunca antes habíamos visto y que no sabemos por qué está así... ¿Será el efecto invernadero que estamos provocando con nuestro consumismo desbocado, los cohetes químicos que se lanzan para provocar lluvia y que alteran el orden natural, los campos de antenas HAARP situadas en Alaska, las explotaciones continuadas de recursos naturales o las actuaciones urbanísticas que alteran la fisonomía del planeta? ¿O será simplemente que la naturaleza es así?
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¿Estará destinada la cabecera de este blog a convertirse en un documento fotográfico histórico? ¿Se ha llevado la naturaleza lo que tan a bien nos dió? Noooo!!! No quiero ni pensarlo!!!
Desde mi ignorancia en botánica o jardinería, no sé si serán recuperables estos tamarises tan característicos del lugar (bellísimo muro vegetal natural entre arena y tierra...). Pero si esto fuera posible, desde aquí pido a quien sea, a quien tenga el poder suficiente, que los recuperen... ¡¡¡¡Por favoooor!!!
Eva
Querida amiga por des gracia así a quedado ese maravilloso rincón .a aunque tengo la esperanza que entre todos podamos recomponerlo.Y si amiga has definido muy bien a mi querido y muy querido por ti pueblo .Así es NOJA lo mas bonito de toda la costa al menos para mi.Se nota que soy nojeña verdad amiga .
ResponderEliminarYo así me siento también. Besazos, Eva
EliminarBonito rincón y precioso post! Buen trabajo!
ResponderEliminarGracias Stickway!!! De verdad!!! Un besazo, Eva
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